Por: María Elena Brito Rivera


Durante la Revolución Industrial los métodos de producción manual cambiaron a máquinas y se introdujeron nuevos procesos de fabricación de productos químicos y de producción de hierro. Mejoró la eficiencia de la energía hidráulica y aumentó el uso cada vez mayor de la energía del vapor. Se desarrollaron máquinas herramienta y el sistema de fábrica estaba en auge. Los textiles fueron la principal industria de la Revolución Industrial en cuanto a empleo, valor de la producción y capital invertido. La industria textil también fue la primera en utilizar métodos de producción modernos. Estas herramientas modernizaron la industria textil y permitieron la manufactura masiva de telas, aunque al costo de reducir la cantidad de trabajadores.


Las innovaciones en el hilado y el tejido, junto con la desmotadora, fueron las innovaciones más importantes en la industria del algodón, pero de ningún modo fueron las únicas que influyeron en ella. Toda una serie de pequeñas mejoras tuvieron lugar en todos los niveles de la producción, desde la preparación de las fibras para el hilado a la decoloración, el teñido y el estampado.


La invención de la máquina de vapor fue una de las más importantes innovaciones de la revolución industrial. En el siglo XVIII la industria textil aprovechó el poder del vapor de agua para el funcionamiento de algunas máquinas que utilizaba. Estas textiles se convirtieron en el modelo de organización del trabajo humano en las fábricas.

El progreso tecnológico no se detuvo aquí, sino que dio un gran salto hacia delante cuando, desde fines del siglo XVIII comenzó a aplicarse la energía de vapor a las máquinas de hilar y tejer. Patentada por Watt en 1769 y perfeccionada por este y por Boulton seis años más tarde, la máquina de vapor creó una fuente de energía inanimada mucho más fuerte y regular que el agua.


En 1760 la Society of Arts se sumó al incentivo del mercado ofreciendo un premio para quien inventara una máquina de hilar que funcionara. En pocos años se inventaron varios dispositivos para el hilado mecánico. El primero fue la spinning- jenny, máquina de hilar de usos múltiples, de James Hargreaves, inventada en 1764 pero sin patentar hasta 1770. Era una máquina relativamente simple; de hecho, era poco más que una rueca con una batería de varios husos en lugar de uno.


La spinning-jenny, máquina de hilar que permite el manejo de varios usos, lo que multiplica la capacidad de hilado del trabajador. Sigue siendo una máquina que utiliza la energía humana más productivamente: antes el trabajador movía la rueda para accionar un solo huso. Ahora con el mismo esfuerzo el hilo se va enrollando en numerosos usos.

Probablemente el salto a un sistema industrial se dio con la invención de una máquina hiladora que utilizaba como fuerza motriz el agua, la llamada water frame patentada por Richard Arkwright en 1769.


La water frame debe ser considerada como un invento que supone un enorme salto cualitativo. Hasta entonces las máquinas de hilar, como la spinning-jenny, se limitaban a ser una versión mejorada de los antiguos tornos de hilar: necesitaban la fuerza humana como energía y la presencia de un trabajador muy especializado. Arkwright consideró la utilización de caballos para mover su máquina hasta que en 1771 se decidió por crear una factoría en Cromford aprovechando la corriente del río. Una gran fábrica llena de máquinas hiladoras movidas por energía hidráulica que requerían mano de obra no muy especializada: un sistema que se extendió por toda la geografía británica y que se utilizó en otras actividades textiles y pronto en otros sectores manufactureros. Es la invención de una maquinaria que precisa enormes cantidades de energía la que llevará a la industria a concentrarse en grandes fábricas.

El más importante de los inventos relacionados con el hilado fue la mule-jenny (mula) de Samuel Crompton, así llamada porque combinaba elementos de la jenny y La water frame. Perfeccionada entre 1774 y 1779, pero nunca patentada, la mula podía hilar un hilo más fino y resistente que cualquier otra máquina o hilador manual, después de ser adaptada a la energía de vapor.


Las nuevas máquinas de hilar invirtieron la presión de la demanda entre el hilado y el tejido, y llevaron a una búsqueda más insistente de una solución a los problemas del tejido mecánico. El desafío consistía ahora en construir telares que no fueran movidos por el hombre, cosa que logró en 1785 Edmund Cartwright, un clérigo sin formación ni experiencia en mecánica o textiles, quien obtuvo una patente para un telar mecánico accionado primero por caballos y luego por energía hidráulica. Multitud de pequeñas dificultades prácticas, no obstante, obstaculizaron el progreso del tejido mecánico, y no fue sino hasta el decenio de 1820, cuando la firma de ingenieros «Sharp and Roberts» de Manchester construyó un telar mecánico mejorado, que la maquinaria empezó a reemplazar masivamente a los tejedores de telar manual.


El paso más importante se dio con la puesta en marcha de los primeros telares mecánicos movidos con máquina de vapor. Ya hacia 1785 Cartwright había patentado un telar mecánico movido por fuerza hidráulica. En los años siguientes, varios inventores perfeccionaran este telar al que conseguirán aplicar la fuerza del vapor de una forma eficiente. En el año 1801 Joseph Marie Jacquard inventó la famosa máquina que produce el movimiento independiente de los hilos de urdimbre para conseguir el dibujo solicitado a través de las armaduras o ligamentos insertados en las diferentes zonas del tejido. El artilugio al que se le dio el nombre de Jacquard en su honor, utilizaba tarjetas perforadas para conseguir tejer patrones en la tela, permitiendo que hasta los usuarios más inexpertos pudieran elaborar complejos diseños. ​


A medida que la tecnología avanzaba, se reemplazó el vapor por la energía eléctrica. Esto permitió diseñar maquinarias mucho más complejas y de menor tamaño, que podían realizar trabajos mucho más complicados. Ha mejorado también la calidad y variedad de textiles que se pueden crear gracias al avance de la tecnología en materiales sintetizados y artificiales. Materiales que permitieron realizar textiles con propiedades como la impermeabilidad, elasticidad y brillo, entre otros usos que fueron bien aprovechados en el desarrollo de nuevas prendas.

Uno de los principios fundamentales de la industria moderna es que nunca considera a los procesos de producción como definitivos o acabados. Su base técnico-científica es revolucionaria.

 

 

 Fuentes consultadas:

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El enlace externo abre una nueva pestaña o ventana.https://talleresadamuz.com/archivos/533

El enlace externo abre una nueva pestaña o ventana.https://www.tecnologiatextilymoda.com/2017/09/28/revolucion-textil/